No todo es como parece

viernes, 26 de marzo de 2010

El sistema penal: ¿Qué tan eficiente es?


Durante mucho tiempo los colombianos nos hemos preguntado si efectivamente vivimos en un país justo, en un país donde aquellos que lastiman a otros reciben su merecido. Frente al tema de la guerrilla los ciudadanos nos hemos sentido defraudados ya que durante los más de 40 años que hemos vivido con estos grupos al margen de la ley, no hemos visto que paguen por el daño tan grande que le han causado no solo a gran número de familias sino al país en general creando miedo, ahuyentando inversionistas, evitando que los habitantes de un país tan bello puedan viajar por él y conozcan tanto sus hermosas playas como las altas montañas que posee. Pero no hay que tocar un tema tan grande como lo es las FARC, la justicia también puede ser medida dentro de las ciudades y es ahí donde se pone a prueba el sistema penal. Sobre este tema, muchos autores han hablado de los cambios que se han dado en Colombia en cuanto a este sistema y a cómo funcionan las cárceles y la justicia en Colombia, entre autores están Mauricio Iturralde, Diana Guzmán, Javier Eduardo Revolo y Rodrigo Uprimmy Yepes.

En primer lugar, nos centraremos en lo que opina Mauricio Iturralde y ser comparado con la realidad vivida en diferentes audiencias penales. Más adelante analizaremos los otros autores para concluir respondiendo si efectivamente el sistema penal Colombiano sirve en el sentido de que tienen eficacia instrumental o si por el contrario solo es eficacia simbólica. Todo esto con el fin de mostrarles a los lectores un punto de vista sobre el sistema penal.

Primeramente y como dije anteriormente este análisis empieza con un estudio que hizo Manuel Iturralde el cual llamo “Prisiones y Castigo en Colombia: la construcción de un orden social excluyente” en este se habla a grandes rasgos de cómo Colombia es un país donde su sistema penal se inclina más por una eficacia simbólica que por una instrumental. Esto se debe a que las cárceles están llenas y llenas de personas y a diario este número aumenta pero que tanto peligro representan las personas encarceladas para la sociedad? Según el estudio el porcentaje más alto son personas que han cometido delitos contra la vida y la dignidad humana. Ante esto, yo me puse a pensar y al seguir leyendo el texto me di cuenta que efectivamente la policía, y el Estado en sí, captura y captura gente y las coloca en cárceles para darle cierta seguridad a la población y mostrarles que sí se está haciendo algo por el país cuando en realidad el meter a las personas a las cárceles no es indicio de seguridad, porque las penas de por si son muy cortas, las cárceles tienen condiciones precarias y lo peor de todo es que aquellas personas que están en las cárceles no representan la verdadera amenaza para el país como lo son los narcotraficantes, sicarios etc. Efectivamente el hurto y demás crímenes menores sumados causan gran inseguridad a una ciudad y encerrar a estas personas en parte nos da mas tranquilidad pero si nos ponemos a analizar dentro del sistema penal el porcentaje de que las personas que roban, matan entre otros reciban el castigo que merecen es muy bajo, hay más probabilidad de que salgan libres y continúen haciendo lo que hacían.

A su vez, las condiciones dentro de las cárceles son tan precarias que los presos al salir no tienen las condiciones necesarias para poder tener una vida digna, conseguir un trabajo para vivir debidamente, y esto hace que al salir su única salida sea volver a lo que antes hacían, es decir robar, matar, etc. Otro punto que ya toque arriba es el hecho de que es más probable que no me castiguen por robar a que si me castiguen, por eso las personas que lo hacen lo siguen haciendo, porque saben que el castigo no equivale ni supera las ganancias que les da cometer el delito.

Debido a todas estas hipótesis que tenía sobre el tema, decidí ir a dos audiencias penales, una sobre acoso sexual y otra sobre hurto y porte de armas, y mirar con mis propios ojos si efectivamente el sistema penal Colombiano tenía tales falencias. La primera audiencia fue sobre acoso sexual y trataba de una niña de 14 años la cual fue arrinconada por un hombre en un conjunto residencial y él la beso a la fuerza. Durante la audiencia entre los hechos la defensa saco documentos que informaban a los presentes que la niña había sido violada una vez y que por ende cualquier tipo de contacto con un hombre le traería recuerdos desagradables que distorsionarían lo que realmente pudo haber pasado con el hombre involucrado en el caso. La fiscalía por el otro lado pidió se descartara aquella prueba ya que eso había sido otro delito y no debía nombrarse ni era relévate con el caso. El fallo de la juez fue darle al acusado 48 meses de cárcel domiciliaria, sin embargo por el hombre ser enfermero podía ir a trabajar.

Ante esta audiencia el punto de Iturralde en sus estudio no se probo en el sentido en el cual si el país buscara meter a todo el mundo en la cárcel para crear seguridad, este hombre habría sido encarcelado, sin embargo no lo fue pero desde mi punto de vista la juez como tal no respeto ciertos puntos que en mi opinión eran muy relevantes como el hecho de que la niña había sido violada con anterioridad y efectivamente si un hombre se le acerca psicológicamente ella puede salir perturbada sin que él haya hecho nada. Si aquella prueba hubiera sido tomada en cuanta el fallo habría sido diferente.

Por otro lado y para finalizar Iturralde tendría razón en cuanto a esta audiencia en que los castigos son muy leves y el delincuente toma el riesgo de ser castigado porque sabe que hay gran probabilidad de que su castigo sea leve. En caso de que el hombre involucrado en este caso efectivamente acosara a la pequeña como lo dijo la juez su castigo fue muy leve comparado con el trauma que la niña tuvo, tiene y tendrá en su vida. 48 meses de cárcel domiciliaria donde la persona puede salir a trabajar no implica un castigo equivalente a lo que sufrió aquella pequeña.

Carolina Garzón

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